No todo lo que nuestros profesores nos contaban de pequeños era verdad, aunque solíamos creerles posiblemente porque les veíamos como la autoridad del aula.
Algunos ejemplos de esto sería:
- Ya me lo agradecerás en el futuro.
- Ya he corregido los exámenes.
- Mi asignatura es la más importante.
- No os voy a mandar deberes...
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